domingo, abril 08, 2007

Tribuna política: "Desconcierto en el PSPV-PSOE" por javier arnal

Hay un notable desconcierto entre los socialistas de la Comunitat Valenciana. Afecta a candidatos y posibles electores. Desconcierta y desalienta una reiterada estrategia política que tiene dos coordenadas muy definidas y evidentes: el escaso peso que tienen a nivel estatal los candidatos de nuestra Comunitat –las bromas acerca de las tácticas de Pla para evitar coincidencias con Jordi Sevilla son inacabables– y la crítica completa y sistemática de cuanto lleva a cabo o propone el PP. Dos coordenadas acentuadas en estas semanas electorales.

Las consecuencias de esas dos coordenadas, que parecen incapaces de cambiar o simplemente han decidido apostar por ellas, alejan a los líderes socialistas de sus bases. Lo llamativo es que no perciben los deseos ciudadanos, que es la vida cotidiana, la gestión adecuada de cuanto atañe a la vida concreta y real, con una buena dosis de sentido común. Empleo, prestaciones sociales, sanidad, educación, patrimonio cultural, calidad de vida, seguridad, inmigración: son los deseos o inquietudes reales. Es tan evidente que existe una disminución ideológica en los partidos políticos que asombra comprobar estos errores de planteamiento. ¡No se desean revisiones de memorias históricas –que para colmo de errores son manipuladas y sectarias– sino mejoras actuales y futuras!

El hecho de que los líderes socialistas valencianos no tienen peso orgánico en el PSOE se traduce en que la Comunitat Valenciana ve frenadas inversiones estatales para su prosperidad. La Comunitat Valenciana como moneda de cambio: ERC dice que su apoyo tiene el precio de negar el trasvase de agua a la Comunitat Valenciana, y ZP nos vende. La evidencia de estos días, con el río Ebro desbordándose en su recorrido y vertiendo al mar agua que podría y debería llegarnos, subraya el craso error de frenar un trasvase ya aprobado. El Corredor Mediterráneo en nuestra zona –con el AVE, que es tan necesario– se frena. Las trabas al aeropuerto de Castellón son interminables.

La otra coordenada suena a cierto infantilismo político: oponerse a cuanto hace o propone el PP. Los ciudadanos no desean ese tipo de lucha política, sino la confrontación de realidades y promesas de unos y otros. Llegué a la Comunitat Valenciana en 1994, gobernada por los socialistas hasta 1995. Desde ese año hasta ahora, nadie puede negar el auge económico y social que hemos experimentado, reconocido por cualquiera que nos visita o que se interesa por nuestra situación.

No es sólo por el “tirón” que supone la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, o la Copa América, en Valencia, o el impulso que ha supuesto “Castelló Cultural” en estos 10 años de existencia para la provincia de Castellón, o las incesantes mejoras en Alicante. Es un dinamismo estable y multiforme, que sigue apostando por el turismo y la construcción, como ha recordado Rafael Ferrando, presidente de la patronal autonómica CIERVAL.

Negar evidencias es poco inteligente. Los partidos políticos tienen sentido porque hay elecciones. Elegir es optar entre propuestas ilusionantes y realistas, constructivas. La oposición sistemática genera autismo y crispación, en vez de sumar fuerzas y ofrecer mejoras. No parece que vaya a cambiar mucho ese estilo cristalizado de la negación, en vez de trabajar transmitiendo entusiasmo y objetivos. Sólo parece predominar una idea: gobernar pactando con quien haga falta. Por eso no extraña el desaliento entre los socialistas, que se traduce en un deseo: que llegue pronto el 27-M, para reflexionar y cambiar las personas y las coordenadas.

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