jueves, julio 28, 2011

El PSPV-PSOE insiste en cobrar el pleno que abandonaron a los "dos minutos" y tacha de ilegal la medida de Calvo

El PSOE de Segorbe denuncia la ilegalidad del decreto del alcalde para quitarles el sueldo por abandonar el pleno y anuncia que entregarán las retribuciones a una ONG local

El portavoz socialista afirma que la decisión del alcalde ha incumplido el procedimiento formal y se fundamenta en falsedades


El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Segorbe, Miguel Ángel Guillén, denuncia la “ilegalidad” del decreto de alcaldía que suprime el pago de las retribuciones a los concejales del PSOE por haber abandonado el pleno el pasado 6 de julio, después de que el alcalde, Rafael Calvo, vetara el uso de la palabra al portavoz de la oposición. Guillén anuncia la decisión del grupo de recurrir el decreto y de entregar a una ONG local las dietas por asistir a esa sesión plenaria.

“Calvo vuelve a dar muestras de abuso de poder, de una concepción perversa del funcionamiento de las instituciones y de la toma de decisiones partidistas y sin fundamento jurídico”, afirma Guillén, quien refiere que el alcalde del Partido Popular no ha respetado el procedimiento, al no haber dado el trámite de alegaciones pertinente a los cuatro concejales afectados.

Además, señala las “falsedades” de la resolución, dado que se indica que el abandono del pleno tuvo lugar “antes de debatir los asuntos del orden del día”, cuando lo cierto es que la cuestión de orden planteada por el PSOE afectaba a todos los puntos del pleno y fue planteada una vez iniciado el primer punto del orden del día. Por otro lado, Calvo fundamenta el decreto en el “incumplimiento de la obligación de asistencia”, cuando los ediles socialistas sí que asistieron, aunque posteriormente abandonaron el pleno.

“Desde el PSOE, lamentamos el comportamiento de Calvo, que solo se entiende en un concepto de la política en el que lo único que importa es el dinero. Los concejales y las concejalas socialistas tenemos como gran prioridad y objetivo irrenunciable la defensa del interés general de Segorbe. Por eso, la actitud del alcalde la interpretamos como una venganza personal contra oponentes políticos que tienen un sentido de la política más digno, más ético y más responsable que el suyo”, afirma Guillén.

El portavoz socialista destaca que “por encima del dinero está la dignidad”. “No vamos a consentir que se menosprecie a representantes de la ciudadanía elegidos libre y democráticamente, porque somos la voz de casi 1600 segorbinos, por los que tenemos la obligación de dar la cara y luchar. Nos repugna el maquiavelismo de quien considera que el fin justifica los medios, cuando su único fin es perpetuarse en el poder a toda costa y el medio es la utilización de recursos públicos para ese objetivo”, añade.

Además, Guillén resalta las diferencias entre el comportamiento político de los concejales socialistas con respecto a los del PP: “Los concejales socialistas no estamos en política por amor el dinero, a diferencia de la mayoría de los del equipo de gobierno, porque tenemos nuestros trabajos y creemos que nuestra presencia municipal es un servicio a la ciudadanía. No esperamos más recompensa que el agradecimiento por el servicio bien hecho y ya estamos recibiendo los primeros pagos por ese trabajo”.

Gabinete Prensa/PSPV-PSOE/Redacción El informal Segorbino

domingo, julio 24, 2011

LA FUNDACIÓN MAX AUB PRESENTA EN SU SEDE "MUCHA MUERTE"

*Mucha Muerte reúne por primera vez toda la obra breve que Max Aub fue escribiendo a lo largo de su vida en torno a la muerte

El próximo 27 de julio de 2011, a las 19.30 h. y en el Salón de Actos del Palacete de San Antón de Segorbe, donde tiene su sede la Fundación Max Aub, tendrá lugar la presentación del libro "Mucha Muerte", por el profesor D. Pedro Tejada.

Mucha muerte reúne por primera vez toda la obra breve que Max Aub fue escribiendo a lo largo de su vida en torno a la muerte. El centro del libro lo compone lo que podemos llamar la primera edición íntegra de los Crímenes ejemplares, pues a los editados en 1996 por Calambur (la edición más completa de las existentes hasta ahora) añadimos un conjunto de crímenes inéditos y otros prácticamente desconocidos, pues solo se publicaron en la revista Sala de espera.

Estos hallazgos son fruto de la paciente y minuciosa labor de investigación del profesor Pedro Tejada Tello en los archivos de la Fundación Max Aub de Segorbe.

Mucha muerte no solamente añade este conjunto de nuevos crímenes, sino además todos los crímenes llamados infanticidios, todos los suicidios y todos los epitafios, tanto los textos inéditos recién descubiertos en los archivos de la Fundación Max Aub como los que se publicaron en la revista Sala de espera y que nunca hasta ahora habían sido reunidos en un libro.

La edición se completa con una deliciosa joya apenas conocida, Signos de ortografía, una obra de 1968 que además de ser un homenaje al mundo de la imprenta contiene microtextos y otras breverías permeados por el tema de la muerte y que bien podrían llamarse “crímenes tipográficos”.

Si la muerte aparece en toda la obra de Max Aub, las piezas ahora reunidas en Mucha muerte lo hacen con el rasgo peculiar de la concisión y la intensidad. Aub es sin duda uno de los precursores del microrrelato en las letras hispánicas. En 1948, más de diez años antes de que apareciera “El dinosaurio” de Monterroso, Max había empezado a recopilar sus microrrelatos con plena conciencia de estar creando un género distinto. Aunque nunca lo llamó “microrrelato”, pues él lo creía absolutamente personal, y no admitía para sus textos otra denominación que no fuera la de crímenes.

Este género tan personal ha trascendido y se ha hecho popular, a juzgar por las múltiples adaptaciones en muy diversos formatos que los crímenes han experimentado (materiales didácticos, montajes escenográficos, cortometrajes, vídeos en Youtube, perfomances, apócrifos, imitaciones...).

“No hay nada más espectacular que la muerte”, escribió Aub en 1948. Posiblemente sin su exilio en México a Aub no se le hubiera ocurrido dar a la imprenta un libro como los Crímenes ejemplares, los cuales, como dice otro estudioso de Aub, el profesor Fernando Valls, bien podrían incluirse en una tradición literaria que viene de las obras de Quevedo y Gracián, para nutrirse en los caprichos de Goya y en Ramón Gómez de la Serna: de los Desastres de la guerra a los Disparates; pasando por la pintura de Solana, el cineasta Luis Buñuel y la cultura popular de México, con su culto a la muerte, y por la narrativa breve mexicana que va de Julio Torri a Juan José Arreola.

Los Crímenes ejemplares han ejercido una enorme influencia sobre el género del microrrelato en España. Su éxito se debe a un sabio compendio de las carcaterísticas de este nuevo género (que Aub contribuye a fijar) y de un peculiar humor: la extrema brevedad y concisión, el juego de contrastes entre dos planos (como, por ejemplo, el contraste entre las consecuencias reales del acto que provoca el asesinato y la gravedad de la respuesta), la búsqueda de la sorpresa mediante la presentación abrupta del final, la referencialidad cultural y las concomitancias con otros géneros (como el aforismo, el epigrama, el poema…). Pero la originalidad de Max tiene que ver también con la estructura temática y nuclear de los crímenes: conforman un coro de voces, las de los propios criminales que van confesando (siempre lejos del arrepentimiento) ante un autor-transcriptor-editor, acompañado de otros personajes implícitos (el juez, el abogado, el comisario…). Estas confesiones se encuentran siempre marcadas por un humor absurdo y verbal. El absurdo surrealista, instalado en el juego y en la libertad que reivindica la supremacía del inconsciente y de lo onírico sobre lo consciente. Libertad que se acoge sobre todo al atractivo de la crueldad sin escrúpulos.


La edición

Mucha muerte tiene el aliciente de reunir por primera vez todos los Crímenes ejemplares (incluidos los crímenes que Aub llamó infanticidios), todos los suicidios y todos los epitafios, y con el todos queremos remarcar que incluimos tanto textos inéditos como textos prácticamente desconocidos.

Max Aub podía escribir en cualquier hoja o papelillo que tuviera cerca y con un espacio en blanco: carta, cuaderno, diario, borrador de una novela, hojas sueltas… Estas piezas nuevas que ahora publicamos no nos han parecido escritos que el autor desechase. Simplemente, que el ritmo frenético al que escribía y su relativa corta vida (sesenta y nueve años) le impidieron retomar todos estos pequeños textos tan desparramados. Entre los nuevos crímenes (el más antiguo escrito en 1953, pero la mayoría entre 1969 y 1972), aparte de los que vuelven a confirmar el perfecto conocimiento que Max tenía del alma y del habla mexicanas, llama la atención la serie de seis que encabezó con el epígrafe “Infanticidios”.

Ya en los crímenes publicados encontramos algún infanticidio o niños asesinos, pero nunca como series separadas dentro del conjunto. Sin embargo, en los archivos de la Fundación Max Aub hay una copia de hoja mecanografiada con el título “Crímenes”, correspondiente a una transcripción de crímenes enviados a Esther Tusquets para la edición de 1972 de Lumen. Algunos se publicaron y otros quedaron inéditos. Aub, en la carta a Tusquets con que acompañaba esos crímenes, escribía con medida ambigüedad:

“Los mejores lectores de los Crímenes ejemplares son los niños: los devoran. Por si acaso y te da resultado, en hoja aparte, te envío unos cuentos inéditos, especiales para infantes”. Esther quedó espantada, y le responde: “Lo de hacer un librito para niños me parece un poco peliagudo, imagínate los ojos que iban abrir en censura…”. Max, en su siguiente misiva, disimula (“No se me ocurrió nunca hacer una edición de Crímenes para niños, sino que te decía que la edición normal será de gran éxito entre los niños, si la descubren”... Y él sin duda hablaba en serio, pues Pedro Tejada Tello ha encontrado en el archivo de la Fundación Max Aub un grupo de crímenes inéditos bajo el epígrafe “Algún infanticidio” que ahora incorporamos como “Infanticidios” a la presente edición. Presentamos también como novedad la recuperación de “Epitafios” y “De suicidios” que solo habían aparecido en la revista Sala de espera y que, por tanto, son prácticamente desconocidos.

Cerramos esta edición de Mucha muerte con la inclusión de Signos de ortografía. Esta obra, que apareció en 1968 en la mexicana Revista de Bellas Artes, es un homenaje a las artes tipográficas, por las que Aub sintió devoción toda su vida. Pero, además, entre las piezas que conforman Signos de ortografía una buena parte presenta también el motivo de la muerte, algunas tienen estructura narrativa y la mayoría participan del carácter aforístico que tienen los epitafios y los suicidios. Junto a estas razones, hay otra que refuerza la idea de que la presencia de Signos de ortografía en este conjunto no es una caprichosa intromisión. Tras la muerte de Aub, Bernardo Giner de los Ríos tuvo en sus manos una colección de crímenes, que no recuerda bien si se titulaba Crímenes de imprenta o Crímenes tipográficos, y que pretendía ilustrar y acompañar de grabados relativos a toda la parafernalia que agrupaba un taller de imprenta. Giner devolvió el original y hasta la fecha se encuentra perdido. El lector podrá juzgar por sí mismo si algunos de estos textos de Signos de ortografía, como alguno que otro de Crímenes ejemplares, podrían estar entre aquellos Crímenes de imprenta extraviados.

Finalmente hay que destacar de esta edición el soberbio trabajo de ilustración tipográfica (tanto en el interior como en la portada) realizado por Francis Requena, en sintonía con las claves del pensamiento estético de Max Aub: “En el fondo, lo que soy es un tipógrafo. La tipografía es una síntesis de pintura y de literatura”.


El editor y prologuista de Mucha muerte

Pedro Tejada Tello (Madrid, 1961). Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia y profesor de literatura española en la Universidad Jaime I de Castellón. Se dedica a la investigación de la poesía y la literatura de posguerra. Entre sus publicaciones figuran La escritura poética de Mario López (Diputación de Córdoba, 2003). Ha publicado diversos artículos en obras colectivas y revistas especializadas sobre la obra y la figura de Max Aub, cuya Fundación le otorgó una beca de investigación durante el año 2004.

Fuente: visitasguiadas.blogspot.com

jueves, julio 21, 2011

Discurso íntegro del President de la Generalitat en la comparencia ante los medios

Voy a hablar con la dignidad de los valencianos, sobre todo con la dignidad y el orgullo de ser valenciano y representar a cinco millones de personas que han visto a lo largo de estos años de mi presidencia un aumento de prosperidad, de proyección y de fuerza como nunca habíamos vivido. La Comunidad Valenciana hoy es completamente diferente a la que conocíamos en el pasado y eso ha sido fruto del esfuerzo, del trabajo, de la honradez y sobre todo de una mirada limpia y clara de sus gobernantes al frente de las instituciones democráticas que representamos. Tengo el altísimo honor además de haber recibido en tres ocasiones la mayoría absoluta del compromiso político de mis conciudadanos. Vaya para ellos, los votantes de mi partido y también a todos los conciudadanos valencianos de Castellón, Valencia y Alicante, mi primer agradecimiento por la ilusión y el orgullo que he sentido cada vez que he tenido la oportunidad de recorrer nuestro territorio.

La Comunidad Valenciana es lo más grande que hay en el mundo, esto aprendí en mi casa de mis mayores y eso he transmitido también a mis hijos, eso significa que mi trabajo ha sido en defensa de un proyecto político, el del Partido Popular, pero fundamentalmente en defensa de una comunidad de verdad, fuerte y grande como es la Comunidad Valenciana. Somos los mejores, eso es lo que quiero decirle a todos los valencianos. Somos los mejores, este es el mejor territorio, esta es la más grande comunidad de España y la mejor región de Europa y por eso han ocurrido las cosas que han ocurrido.

Hemos luchado contra un sistema, un sistema duro y brutal. Un sistema que no ha encontrado en mí ni un euro más, ni un bien más, ni una cuestión material más, de las que he declarado constantemente que tengo, y que sepan que tengo menos que lo que tenía cuando llegué. Lo han intentado por todas partes, por todos los medios, y no han conseguido encontrar nada. Ese sistema brutal está a punto de caer en las elecciones democráticas que próximamente se van a realizar en nuestro país. Un sistema que ha traído paro, desconcierto, tensión y crispación a todo nuestro país. Pues bien, voluntariamente ofrezco este sacrificio personal para que Mariano Rajoy sea el próximo presidente del gobierno, para que el Partido Popular gobierne España y para que España sea esa gran nación que los españoles queremos.

Un sacrificio personal y un sacrificio político y familiar. Dejo la Presidencia de la Generalitat, la dejo en este mismo instante, inocente, completamente inocente, de las barbaridades que durante estos años se han dicho de mí. Como las otras tres personas que están también en un mismo absurdo, brutal proceso que nadie entiende, que nadie comprende, que es falso, y que el día de mañana muchas personas -no como yo- tendrán que bajar la cabeza por la barbarie que durante estos años han ido cosiendo para intentar tapar la ilusión democrática, legítima y de libertad del pueblo al que represento, que es el pueblo valenciano.

Conmigo otras personas que también están acusadas de infamias y de mentiras por el solo hecho de no poder ganarnos en las urnas nunca y han utilizado este brutal sistema para intentar acabar con un proyecto de ilusión y de emoción hacia el futuro.

Es una decisión personal, es una decisión firme y es una decisión sentida. Una decisión a favor de mi partido, del Partido Popular de España, que milito en él desde hace ya 30 años y que tanta alegría, tanta ilusión y tanta esperanza ha dado a nuestra nación. Y que hoy es la única esperanza a una nación desorientada, porque al frente tiene a un no gobierno que no ha sabido asumir las riendas de nuestro país.

Lo hago también a favor de la Comunidad Valenciana. Estoy harto, completamente harto de que cuando se hable de la Comunidad Valenciana no se hable de nuestra gente, de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, de nuestra industria, de nuestro turismo, de nuestro futuro, de nuestra proyección, de nuestra grandeza. Allá los miserables que no han sabido ver en nuestra tierra un proyecto de futuro y que no han llegado a entender lo que durante todos estos años hemos conseguido: ser los mejores, los primeros, el mejor ejemplo de gobierno y de proyecto colectivo.
Y este sacrificio lo ofrezco también a España. No puedo ser, nunca, ni el más mínimo obstáculo para que la voz clara y nítida de Mariano Rajoy y de todo el PP llegue a los 46 millones de españoles. No voy a ser ese obstáculo. No lo van a conseguir, porque España necesita de un gran líder, España necesita de un gran proyecto político, y los que durante este tiempo han pretendido convertir en un pequeño obstáculo esta gran mentira se quedan sin nada. Hoy pierden para siempre los del sistema brutal y hoy pierden para siempre los que han intentado hacer de esta cuestión falsa, absolutamente falsa, la distorsión de un discurso de potencia, de fuerza y de ilusión que representa para todos los españoles el Partido Popular.

Me voy rodeado de amigos, de compañeros, de lealtades y de ilusiones. Ocho años después y tres victorias por mayoría absoluta después,

Me voy con la conciencia tranquila, el deber cumplido y con todos los proyectos, todos, y todas las ilusiones, todas, hechas realidad. Queda un gran proyecto, no hay solución de continuidad, hay gente excepcional que tomará las riendas de este proyecto y que seguirá liderando la Comunidad Valenciana. Estaré siempre al servicio del partido, de la Comunidad Valenciana y de España allá donde me encuentre. Desde luego, en Valencia, que es el mejor lugar para nacer, para crecer, para vivir, y para hacer una familia.

Le he comunicado al Presidente de las Cortes Valencianas, a Juan Cotino, esta decisión y se pondrá en marcha el proceso de elección de un nuevo Presidente. No han podido, no han podido demostrar nada, porque no hay nada. No podrán demostrar nada, porque no hay nada. Y yo estoy a partir de este mismo instante liberado para defenderme en donde corresponda de estas infamias y de estas insidias. Por lo tanto, como decía al principio, con la dignidad y el orgullo y la honestidad de todo valenciano. Con el deber cumplido y con la enorme ilusión de que mi partido, como ha hecho en esta comunidad desde hace ya varios lustros, vuelva a ganar las elecciones.

Estoy, en cualquier caso, muy satisfecho. Durante estos días, además de las personas que el día 22 de Mayo dijeron claramente "Paco Camps es un gran presidente, es el mejor Presidente para nuestra tierra", decirles que he recibido miles y miles y miles de muestras de apoyo, de cariño y de cercanía. A todos ellos a los que les he podido contestar y a los que no, decirles que gracias. Que así es como uno se siente querido, y además se siente fuerte. Decirles que su apuesta ha sido una apuesta leal, sincera y correspondida. Y decirles que este partido al que represento seguirá por el camino emprendido de hacer todo aquello que sea bueno para todos nosotros. Me despido de ustedes. Gracias por estos años porque quiero que sepan que me voy sin rencor, no lo merecen. Me voy sin ningún sentimiento negativo, no lo merecen, me voy sin ningún dolor en el corazón, no lo merecen. Me voy, como dije también, con menos de lo que vine. Con mucho menos, pero me voy cargado de ilusiones, de sonrisas y de afectos de millones de personas que ustedes no conocen y yo sí que he tenido la suerte de conocer.

A mis compañeros de partido decirles que muchas gracias por el cariño y la lealtad de estos años. Juntos han hecho un gran proyecto político en nuestra comunidad y juntos hemos hecho que el Partido Popular de la Comunidad Valenciana sea, si no la mejor, de las mejores organizaciones partidarias de toda España, por número de militantes y por la cantidad de gobernantes excepcionales en distintas instancias territoriales que hay en nuestra comunidad.

Muchas gracias, me voy lleno de orgullo, me voy lleno de orgullo porque el primer día que vine aquí como presidente tuve la oportunidad de añadir a mi nombre el nombre de Muy Honorable, y me voy después de haber mantenido el nombre de Molt Honorable en lo más alto, en lo más fuerte y con el mayor orgullo posible. He sido el Molt Honorable President de la Generalitat y toda mi vida, en mi corazón, anidará la idea de que el trabajo fue honorable y que el esfuerzo fue muy honorable. Muchas gracias.


Fuente: gva.es

martes, julio 19, 2011

Opinión: "Nunca más un 18 de Julio", por falange auténtica castellón

No es nuestra costumbre hacer comentarios respecto a las actividades de aquellos grupos de ultraderecha que, por su denominación y simbología, resultan fieles continuadores de la manipulación sufrida por el pensamiento de José Antonio durante la dictadura franquista. Siempre hemos preferido demostrar en positivo -con una línea política distinta, con hechos, con pronunciamientos públicos y con actividad- que existe un falangismo auténtico y actual, de inequívocas convicciones democráticas y con irrenunciable vocación social. Sin embargo, en alguna ocasión hemos tenido que romper excepcionalmente esa norma. Si la existencia, discurso y actividad de estos grupos perjudica siempre a la percepción que la sociedad tiene de nuestra identidad política –dado el confusionismo que ciertas denominaciones introducen ante la opinión pública-, hay veces en que la trascendencia mediática de algunas concretas actuaciones enloda con especial intensidad la imagen del falangismo. Así, nos sentimos obligados en su día a pronunciarnos contra cierta manifestación xenófoba ante la sede del PSOE en Madrid, en un comunicado en el que condenábamos pública e inequívocamente semejante iniciativa.

En esta ocasión nos vemos forzados también a salir al paso de diversas convocatorias que, al hilo del 71º aniversario de la sublevación del 18 de julio, reivindican la fecha y lo hacen, para mayor escarnio, con denominaciones de Falange y, en algún caso, con un discurso que causa vergüenza ajena, un planteamiento tan lamentable, tan guerracivilista y tan fuera de lugar como "si hay que volver a pasar, pasaremos.

No cabe duda de que, en julio de 1936, la experiencia de la II República, por desgracia, había ya fracasado y que, con hechos como la previa sublevación izquierdista de octubre de 1934 contra el gobierno republicano, la persecución religiosa tolerada -cuando no alentada- desde el poder, la arbitrariedad gubernativa, el asesinato del líder de la oposición parlamentaria por parte de las fuerzas de seguridad del propio Estado y el clima generalizado de violencia, ni siquiera cabía hablar en rigor ya de un verdadero Estado de Derecho. Se había desembocado en una situación en la que, lamentablemente, ningún sector político parecía estar dispuesto a convivir pacíficamente con el otro. El alzamiento del 18 de julio y el innegable apoyo popular que obtuvo en una buena parte de la sociedad española –equivalente al rechazo que levantó en la otra mitad de la misma- pudo ser, en su origen, una reacción comprensible frente a una concreta situación de caos o frente al peligro cierto de que España pudiese derivar hacia una dictadura de influencia soviética. A la vista de muchos documentos históricos –incluso algunas proclamas originarias- muchos de los alzados no pensaban ni remotamente en instaurar un régimen autoritario que durase cuatro décadas, sino en actuar ante una grave situación de emergencia y de excepción, para luego encauzar el rumbo de la propia República. En todo caso, quédese dicho análisis para los historiadores.

Lo cierto e incuestionable, desde la perspectiva que el tiempo nos ofrece, es que esa fecha se acabó convirtiendo en el origen de una sangrienta guerra civil de tres años y en una dictadura de casi cuarenta. Nada, pues, que pueda hoy celebrarse desde una mínima sensatez.

La guerra fue uno de los episodios más bochornosos de nuestra historia, con una lamentable exhibición de cainismo entre hermanos, amigos, vecinos y compatriotas, y con un balance de centenares de miles de muertos. Resulta obsceno revindicar lo que no es sino el símbolo de un fracaso colectivo que debería avergonzarnos a los españoles y, sobre todo, hacernos reflexionar para que nunca más puedan repetirse hechos semejantes.

No renegamos de nuestra historia. Ciertamente, no nos olvidamos de los auténticos falangistas (que no deben nunca confundirse con el aluvión de derechistas disfrazados de camisa azul) que combatieron en aquella guerra y que dieron lo mejor de sí en pro de la España más justa con la que soñaban y que desafortunadamente no consiguieron. Recordamos a los que fueron asesinados en el bando frentepopulista, como José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma, Onésimo Redondo o Julio Ruiz de Alda. Pero tampoco nos olvidamos del sucesor de José Antonio en la jefatura nacional, Manuel Hedilla, condenado por los tribunales franquistas por no admitir la manipulación de Falange, o de Pedro Durruti, ejecutado por el bando llamado nacional, o de Juan Pérez de Cabo, asesinado en la represión franquista de la posguerra... Si algo representa el falangismo no es, en modo alguno, el 18 de julio ni lo que de él nació, sino esa tercera España que no pudo ser.

Si resulta increíble que, en 2007, haya gente que reivindique el 18 de julio, es una cruel paradoja que ello se haga desde una autodefinición política supuestamente falangista. Porque el régimen al que dio nombre esa fecha fue precisamente el que decretó la desaparición de la propia Falange y, durante largos años, secuestró su patrimonio simbólico para orlar un sistema político diametralmente opuesto a lo que el pensamiento falangista representaba.

Tras las elecciones de febrero de 1936 y el triunfo del Frente Popular, José Antonio Primo de Rivera cursó instrucciones inequívocas a su formación política: "que por nadie se adopte actitud alguna de hostilidad hacia el nuevo Gobierno ni de solidaridad con las fuerzas derechistas derrotadas y "nuestros militantes desoirán terminantemente todo requerimiento para tomar parte en conspiraciones, proyectos de golpe de Estado, alianzas de fuerzas de orden y demás cosas de análoga naturaleza.

Ante los primeros movimientos que se registran para una insurrección militar, de la que desconfiaba, advirtió proféticamente: "Consideren todos los camaradas hasta qué punto es ofensivo para la Falange el que se la proponga tomar parte como comparsa en un movimiento que no va a conducir a la implantación del Estado nacionalsindicalista, al alborear de la inmensa tarea de reconstrucción patria bosquejada en nuestros 27 puntos, sino a reinstaurar una mediocridad burguesa conservadora (de la que España ha conocido tan largas muestras), orlada, para mayor escarnio, con el acompañamiento coreográfico de nuestras camisas azules.

En la única entrevista periodística que pudo conceder en prisión, se lamentó de su incomunicación y de su imposibilidad de dirigir el partido y aseguró que "si este Movimiento gana y resulta que no es nada más que reaccionario, entonces me retiraré con la Falange y yo volveré a ésta o a otra prisión dentro de muy pocos meses.

En los folios que dejó escritos en su celda alicantina, el fundador de Falange reflexionaba sobre las distintas posibilidades de desarrollo de la guerra y, lejos de entusiasmarse con la victoria de ninguno de los bandos, creía que cualquiera de los posibles desenlaces era descorazonador. Tras analizar las consecuencias de una victoria frentepopulista, se preguntaba también: "¿Qué va a ocurrir si ganan los sublevados? Un grupo de generales de honrada intención; pero de desoladora mediocridad política. Puros tópicos elementales (orden, pacificación de los espíritus...). Detrás: 1º) El viejo carlismo intransigente, cerril, antipático. 2º) Las clases conservadoras, interesadas, cortas de vista, perezosas. 3º) El capitalismo agrario y financiero. Es decir: la clausura en unos años de toda posibilidad de edificación de la España moderna. La falta de todo sentido nacional de largo alcance".

José Antonio consumió sus últimos días en intentos de alto el fuego y de reconciliación, porque tenía la certeza de que "no puede haber vida nacional en una patria escindida en dos mitades inconciliables: la de los vencidos, rencorosos en su derrota, y la de los vencedores, embriagados por su triunfo.

Por ello, esbozó su propuesta para lograr el cese de la guerra: el restablecimiento de la legalidad republicana, con un gobierno plural de concentración, que decretase la amnistía general e hiciera efectiva la disolución y desarme de todas las milicias, implantando medidas que entonces eran necesarias y de elemental justicia social (como la reforma agraria) y acometiendo la redacción y aplicación de un "programa de política nacional reconstructiva y pacificadora.

Finalmente, en su testamento, no dedica ni una sola línea a alentar la victoria de ningún bando, porque sabía que las guerras civiles realmente nunca las gana nadie, sino que se lamenta de que la incomprensión haya llevado a aquella tragedia y expresa su último y fallido deseo: "Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles.

El 18 de julio fue el comienzo de una masacre. La guerra provocó una fractura social e histórica en España cuyas consecuencias han llegado hasta nuestros días. Representó el final de una generación de soñadores, de hombres y mujeres con ideales. Alentó también lo peor que hay en otras personas y, al amparo de la situación bélica, se produjeron crímenes atroces y venganzas personales en las dos zonas contendientes. Derivó en cuatro décadas de poder del dictador Franco y de toda su comparsa. Acabó con la vida de tantos y tantos buenos españoles en ambos frentes…

El 18 de julio y el régimen que nació del mismo, supuso a la postre la aniquilación del sueño de amor y de justicia que representó la Falange fundacional. Como dijo ya en plena contienda el jefe nacional de Falange, Manuel Hedilla Larrey, "la guerra se puede ganar, pero la revolución se ha perdido". Mientras una corte de advenedizos se apresuraba a usurpar la camisa azul y a medrar al amparo del poder, algunos auténticos falangistas sufrieron el destierro, la cárcel o la muerte. Y otros muchos, que todavía mantuvieron la esperanza de que aquello fuera evolucionando hacia la España con la que habían soñado, se fueron sumiendo a lo largo de los siguientes años en el desencanto y la decepción de ver falsificados sus ideales y frustrados sus anhelos.

Nos produce repulsión que, después de todo eso, el nombre o el símbolo de Falange adorne hoy la fanfarronada de quienes se muestran dispuestos a revivir con paso marcial victorias de unos sobre otros. Queremos que los españoles apostemos definitivamente por la reconciliación nacional, para que nunca más media España quiera excluir de la vida política a la otra media ni ésta quiera hacer exactamente lo mismo con aquélla.

Es una aberración que personas que ni siquiera vivieron aquella guerra sigan adscribiéndose, en la práctica, a uno u otro bando setenta y un años después. A pesar de quienes alimentan directa o indirectamente el guerracivilismo -ya sean grupúsculos extremistas o ya sea, por desgracia, el propio presidente del gobierno- creemos que es posible la concordia. Y queremos decididamente que nuestro país supere de forma definitiva uno de los episodios más negros de su pasado para construir un futuro de esperanza para todos.


Fdo: FA-CASTELLÓN-Juan Carlos García Moreno


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