sábado, mayo 05, 2007

Lerma y el pueblo por Vicente Lafora

"La gente que milita en el partido arropa a quien está por convencimiento y no por interés". Esta afirmación me la regaló Joan Lerma en una de esas múltiples conversaciones que mantuve con él en la publicación del libro La Huella de Lerma. La frase es el fiel reflejo de una verdad como un puño: Joan Lerma siente el partido en sus venas como un sentimiento propio que supera lo anédocticamente político. Esa honda convicción, la he vuelto a comprobar al asistir junto con él y un nutrido grupo de militantes socialistas, en su visita a la comarca del Alto Palancia.

En Teresa, Jérica, Viver, Altura... En el interior de la Comunidad Valenciana, Lerma sigue conservando el respeto del pueblo. Su presencia en un bar, por ejemplo, es seguida de cerca por ojos ajenos a los militantes. Sus miradas, lejos de expresar reproches o condenas políticas, manifiestan cierta carga de aprecio, no desprovistas de consideración y una gran dosis de deferencia institucional. En cierta manera, para el pueblo Joan Lerma, pese a no llevar escolta, ni viajar en coche oficial ni estar asediado por los medios de comunicación, sigue llevando el traje de ex-president de la Generalitat.

Ese respeto institucional se contagia y se multiplica por mil en la base y la militancia socialista. Quiza esa admiración resida, precisamente, en que para él su condición de militante socialista, de miembro del PSPV-PSOE, es prácticamente un dogma. El entusiasmo que él profesa por la masa de hombres y mujeres que dan cuerpo al partido, es parejo a la misma que esas gentes profesan por él.

Su militancia incondicional, políticamente dogmática, le convierten en un líder incuestionable y respetable para la mayoría de veteranos socialistas, pero también para los más jóvenes. Lerma sigue siendo un icono para los obreros rurales, para los ancianos, ancianas y para los jóvenes del PSPV-PSOE, e incluso para un gran masa desligada del fervor socialista.

Su dualidad política, su próximidad y distancia, hacen del ex-president Lerma -como así se le sigue considerando en el Alto Palancia- un hombre que ha hecho de su militancia de base y de su condición de socialista, un espejo en el que mirarse.

Joan Lerma sigue dejando huella entre los suyos, pero lo más destacable es que lo hace sin extridencias, sin apenas hacerse notar, pero eso sí, con sumo tacto y exquisita elegancia. Un ejemplo de "savoir affaire", un estilo inusual en nuestra política autonómica e incluso precario en el ruedo nacional.

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