lunes, noviembre 19, 2007

La Iglesia pide perdón por la Guerra Civil

Andrés Nin, jefe del Partido Obrero de Unificación Marxista, dijo el 8 de agosto de 1936: “Había muchos problemas en España. El problema de la Iglesia. Nosotros lo hemos resuelto totalmente, yendo a la raíz: hemos suprimido los sacerdotes, las iglesias, los cultos”.

La solución del problema a la que se refería el dirigente político, fue una persecución religiosa en la que perecieron torturadas y asesinadas 6.832 personas, de las cuales 4.184 eran sacerdotes, de ellos 12 Obispos y un administrador apostólico, 2.365 religiosos y 283 religiosas.

Este fue el papel que tuvo que sufrir y desempeñar la Iglesia Católica en España en medio de dicha trágica etapa para nuestro país, la que todos deseamos fervientemente que no se repita.

Ahora, y a pesar de esta penosa “aportación”, presionados por grupos pseudo progresistas y anticlericales, los Obispos españoles, reunidos en la 90 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, a través de su presidente, Ricardo Blázquez, Obispo de Bilbao, han pedido perdón por el papel de la Iglesia durante la pasada Guerra Civil.

La declaración solicitando el perdón por el “comportamiento” de la Iglesia en ambos bandos ha venido forzada también por la aprobación en el Congreso de los Diputados de la
Ley de la Memoria Histórica.

La declaración de Blázquez, en la línea habitual del lenguaje eclesiástico, indefinido y ambiguo, obvia en su exposición y desarrollo la “contribución” de la Iglesia al conflicto, salvo la leve alusión que hace sobre los mártires, al decir que en la Iglesia
“no denuncian, ni señalan a nadie, ni guardan rencor en su corazón”.

Está por ver aún que se produzca, en el fragor de la elaboración y aprobación de la Ley que quiere recuperar la Memoria Histórica, la misma, idéntica o similar petición de perdón, reconocimiento de culpa, por parte de quienes han abocado a la Iglesia a solicitarlo o de aquellos sucesores en la ideología u opción política que protagonizaron aquellos hechos.

De lo contrario, se corre el peligro que la historia sea reescrita y reinterpretada al margen de los criterios de la más pura objetividad.
Pedir perdón sí, otorgarlo también, pero todos.

Fuente: Valencia Hoy

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