La exposición que hoy inaugurará la Universitat de València en la sala Duc de Calabria, en La Nau, Llibres a l'infern, está llena de sorpresas. Son libros que alcanzan su redención, luego de haber estado en el "infierno". Y cuyo origen, "son las requisas que se hicieron en los años 1939-40", apunta el comisario de la muestra Salvador Albiñana. Se han reunido 180 ejemplares, pero hay más en los fondos. Y fueron traídos bien por alguna sección del ejército o de Falange que hacía este trabajo sucio.
Casi no hay documentación, señala el experto, pero él, y algunos otros investigadores, han ido estableciendo que "se pueden atribuir en buena parte a la biblioteca de Max Aub, o la de Emili Gómez Nadal...o la Josep Renau y su esposa Manuela Ballester" por los ex libris, las dedicatorias...y algunas inferencias sociológicas. Los que pertenecían a Llorca los recuperó su esposa Libertad Blasco Ibáñez en 1962.
Entre los ejemplares más valiosos se encuentra el manuscrito de Juan Gil Albert de Misteriosa presencia, primer poemario, que el escritor de Alcoi dedicó a Aub, y el primer poemario de Max Aub, que se llamaba Trapecio, y que salió con otro título en 1935.
La exposición se ha distribuido en diversas vitrinas por secciones, comenzando por los libros que pertenecieron a Max Aub. "Aub vino en 1969 y recuperó parte de sus libros, al reclamarlos..pero no todos". Y no se los llevó a México, se quedaron en Valencia. Como sólo estuvo pocos días, han surgido, después de 1990, los otros que existían en este infierno, con autenticas joyas, como primeras ediciones de André Gide-con dibujos de Sophie Delaunay- o del Manifest Surréaliste, de Breton. También el Proyecto para un Teatro Nacional, que hizo sólo para Azaña.
Entre los de Gómez Nadal, hay alguno dedicado por su hermanastro Nicolau Primitiu, o de su esposa, Teresa Martí.
En otras vitrinas se recogen los libros de editorial Zenit, que son una muestra del cambio no sólo ideológico, sino estético, por su portadas, con diseño gráfico, uso del fotomontaje del alemán John Heartfield. El visitante se fija en una traducción de Manhattan transfer de John Dos Passos hecha por José Robles Pazos( a 70 años de su asesinato). O en una traducción al catalán de Una cacera dramàtica de Txekhow por Andreu Nin(asesinado hace 70 años).
Albiñana destaca que algunos de los libros provienen de las casas del Pueblo, o de las sedes de CNT o la FAI , y así vemos libros cuyas portadas hizo Renau. O de la Junta Bibliotecaria o las
Misiones pedagógicas..
Y como colofón, en el apartado de libros en valenciano junto a una gramática de Carles Salvador, un ejemplar del poema más surrealista de Salvat-Papasseit, con ilustraciones de Torres-García, un lujo. O la traducción de Wenceslao Roces de El capital de Carlos Marx, que hizo historia.
Fuente: "Levante de Castellón"