Opinión: "Las Pensiones en la Encricijada" por miguel barrachina ros
Cuando el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, afirma que nuestro sistema de pensiones está asegurado hasta 2030 y que solo a partir de 2023 entrará en déficit, falta a la verdad.
La vinculación entre pensión y empleo actual es tan íntima, que este año, 2010, y no 2023, el gobierno socialista podría romper la hucha de las pensiones, el fondo de reserva, nacido en 1997, con gobierno popular.
El hundimiento de nuestra economía es de tal envergadura, que hacer previsiones sobre el superávit de nuestro sistema de pensiones a un año vista es casi una temeridad.
Nunca se había conocido un año con 635.000 afiliados a la Seguridad Social perdidos, y el pasado enero fue el sexto consecutivo de caída, con 258.000 menos.
Rodríguez Zapatero es un cortoplacista acreditado, sus reformas fiscales “con vocación de permanencia” no alcanzan el año de vida, como la deducción de los 400 euros y su Presupuesto para 2010 se modifica severamente en el primer mes de vigencia.
Por eso, cuando ahora se urge el cambio en nuestras pensiones, Zapatero no piensa en 2023 sino tan solo en acabar la legislatura.
Sólo con unas cuentas en la Seguridad Social maltrechas se baja las pensiones, en términos reales, al 20% de los pensionistas españoles, como ha ocurrido por la acción combinada de la elevación en las retenciones y la mínima subida de la paga mensual.
Siendo esto así ¿cómo es posible que el ejecutivo exhiba un superávit de 8.500 millones de euros en 2009?
Primero, el gobierno lleva sin ingresar el presunto superávit en la hucha de nuestros mayores desde 2007, por tanto, pudiera tener más de contable que de real el pretendido sobrante.
Segundo, el déficit en la Seguridad Social se produce con retraso respecto del déficit público, ya que los desempleados que reciben prestación por desempleo siguen cotizando, mientras se agotan los dos años máximos de la ayuda. Hoy tenemos tres millones de cotizantes con fecha de caducidad.
Tercero, el cacareado superávit viene engrosado por los intereses del propio fondo de reserva –que alcanza 60.000 millones-, lo que ofrece una visión amplificada de los números azules.
Cuarto, el incumplimiento del ejecutivo usando el dinero de las pensiones para fines distintos al de incorporarlo al Fondo de manera “preferente”, como establece la ley, nos sitúa en una posición mucho más endeble de lo que se ha querido transmitir.
Sin empleo no hay pensiones, con menos empleo habrá pensiones más bajas. Y el futuro tan incierto como las erráticas medidas gubernamentales.
Miguel Barrachina Ros Diputado y Miembro de la Comisión del Pacto de Toledo
La vinculación entre pensión y empleo actual es tan íntima, que este año, 2010, y no 2023, el gobierno socialista podría romper la hucha de las pensiones, el fondo de reserva, nacido en 1997, con gobierno popular.
El hundimiento de nuestra economía es de tal envergadura, que hacer previsiones sobre el superávit de nuestro sistema de pensiones a un año vista es casi una temeridad.
Nunca se había conocido un año con 635.000 afiliados a la Seguridad Social perdidos, y el pasado enero fue el sexto consecutivo de caída, con 258.000 menos.
Rodríguez Zapatero es un cortoplacista acreditado, sus reformas fiscales “con vocación de permanencia” no alcanzan el año de vida, como la deducción de los 400 euros y su Presupuesto para 2010 se modifica severamente en el primer mes de vigencia.
Por eso, cuando ahora se urge el cambio en nuestras pensiones, Zapatero no piensa en 2023 sino tan solo en acabar la legislatura.
Sólo con unas cuentas en la Seguridad Social maltrechas se baja las pensiones, en términos reales, al 20% de los pensionistas españoles, como ha ocurrido por la acción combinada de la elevación en las retenciones y la mínima subida de la paga mensual.
Siendo esto así ¿cómo es posible que el ejecutivo exhiba un superávit de 8.500 millones de euros en 2009?
Primero, el gobierno lleva sin ingresar el presunto superávit en la hucha de nuestros mayores desde 2007, por tanto, pudiera tener más de contable que de real el pretendido sobrante.
Segundo, el déficit en la Seguridad Social se produce con retraso respecto del déficit público, ya que los desempleados que reciben prestación por desempleo siguen cotizando, mientras se agotan los dos años máximos de la ayuda. Hoy tenemos tres millones de cotizantes con fecha de caducidad.
Tercero, el cacareado superávit viene engrosado por los intereses del propio fondo de reserva –que alcanza 60.000 millones-, lo que ofrece una visión amplificada de los números azules.
Cuarto, el incumplimiento del ejecutivo usando el dinero de las pensiones para fines distintos al de incorporarlo al Fondo de manera “preferente”, como establece la ley, nos sitúa en una posición mucho más endeble de lo que se ha querido transmitir.
Sin empleo no hay pensiones, con menos empleo habrá pensiones más bajas. Y el futuro tan incierto como las erráticas medidas gubernamentales.
Miguel Barrachina Ros Diputado y Miembro de la Comisión del Pacto de Toledo
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