viernes, junio 24, 2011

El BIC de las ‘normas’ del 32

A finales del año pasado (2010), el Ayuntamiento de Castellón, a propuesta del Bloc, decidió pedir a la Conselleria de Cultura la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) para las ‘Bases per a la unificació de l´Ortografia valenciana’, conocidas como ‘Normas del 32 o de Castellón’.

Las ‘Bases per a la unificació de l´Ortografia valenciana’, conforme se puede leer en el documento original, el cual pudimos observar cuando la Academia Valenciana de la Lengua (AVL) conmemoró el 75 aniversario de las mismas, haciendo una exposición el año 2007 en el edificio Sant Miquel, sito en la calle Enmedio de Castellón.

Para esa declaración se pidió informe a tres instituciones valencianas, de acuerdo con la Ley 4/1998, de Patrimonio Cultural Valenciano: A la Academia Valenciana de la Llengua (AVL), a la Universitat Jaume I de Castellón (UJI) y al Consell Valencià de Cultura (CVC).

Los informes de estas entidades han sido favorables, como se esperaba. La Universidad ya dice en sus estatutos: “Valenciano, académicamente catalán”, la AVL en su dictamen de fecha 9.2.2005, dijo: “Valenciano y catalán, son diferentes denominaciones para un mismo sistema lingüístico”, y en cuanto al CVC manifestaron que informarían favorablemente.

Siempre se ha dicho que la cultura y la política deben de ir por caminos diferentes, cosa que no es así, ya que la política hace y deshace en temas culturales, y la prueba de ello la tenemos cuando el Ayuntamiento de Castellón en el año 2001 manifestó su colaboración con la lengua catalana cediendo un local público, en la Casa de Cultura de la calle Antonio Maura de nuestra ciudad, para sede del Instituto de Estudios Catalanes (IEC).

Las ‘Bases per a la unificació de l´Ortografia valenciana’ fueron un acuerdo transaccional meramente ortográfico; un gran acuerdo en su tiempo para unificar la ortografía de los escritores de la tercera decada del siglo pasado, ya que cada uno escribía según su propio criterio. Esos escritores valencianos, unos seguían la ortografía castellana, otros la propia valenciana – que reflejaba la tradición y se adecuaba a la fonética propia -, mientras que otros creyeron que la ortografía catalana, aprobada a finales de 1917, podría servir también para la valenciana.

De los firmantes de esas ‘Bases’, el único filólogo, el reverendo padre Lluïs Fullana i Mira, que estaba elaborando su Gramatica la cual publicó al año siguiente, las firmó por su carácter provisional, como consta en el documento: “Al temps, a aquelles autoritats i a la novella generació d´estudiosos pertany la cura i la missió, prou feixuga i prou llarga, d´anar rectificant i millorant un sistema – a base naturalment d´amples acords -…”.

Después de años y de haber estado desaparecido el documento original, que la Generalitat Valenciana compró por 15 millones de pesetas (estaba en manos particulares), y una vez que se han descubierto las cartas que se enviaron los promotores de esas ‘Bases’, se ha demostrado la intención que les inspiró de acercar la lengua valenciana a la codificación que para el catalán había establecido el Instituto de Estudios Catalanes.

D. José Mª Guinot, castellonense, natural de Artana, filólogo, lingüista y uno de los mejores latinistas de su época hizo el siguiente comentario: “L´any 1932 era la gran ocasio per a l´estudi de l´ortografia valenciana, per a que no fora ni castellana ni catalana, sino una ortografía verdaderament valenciana, i aquella ocasio llastimosament es va perdre”.

Los valencianos del siglo XXI no podemos dejar pasar ni las oportunidades ni las ocasiones para reafirmar la singularidad de la lengua valenciana y denunciar las actuaciones que se realizan para su disolución.

Xavier Gimeno i Alonso.
Castellón de la Plana, a 25 de junio de 2011.

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