Los 'freegans' llenan la despensa con los desperdicios de las basuras.
El movimiento 'freegan' está convencido de que el consumismo sin límites, fuente de muchos males en el mundo, puede alimentarlos gratis con los alimentos que la gente tira diariamente. Mezcla de ecología, movimiento antiliberal y de consumidores , surgió en Estados Unidos y tiene como objetivo, aparte de recoger toda la comida aprovechable de la basura, denunciar a través de ese gesto a un sistema insolidario, apático y falto de iniciativa para solucionar sus graves problemas. Las personas que pertenecen a éste movimiento no buscan en la basura por necesidad: su objetivo es de remover conciencias.
La crisis económica y el aumento del paro están haciendo estragos entre la población más vulnerable. Ya no sólo los mendigos y la gente sin hogar buscan alimentos en los cubos de basura. Cada noche, un grupo de personas esperan a que supermercados y restaurantes saquen los contenedores para llenar su cesta de la compra a base de desperdicios para lograr sobrevivir. Son los denominados «rebuscadores», un fenómeno que en poco más de un año ha pasado de ser una actividad marginal a formar parte de la rutina nocturna de las ciudades.
En Segorbe son pobres, no 'freegans', antes de que pasen los camiones que recogen la basura, este pequeño grupo, mochilas y bolsas en mano, opera a las 21 horas en el barrio."Encontré yogures”, dice Vicente, hurgando en las bolsas de desperdicios que sacan a la calle los supermercados.
¿Cómo nos va a importar que haya gente que se muere de hambre en Etiopía, si no nos importa que haya personas de nuestra calle que busquen comida en la basura?
Necesitamos una transformación social ante este fenómeno que radica en la situación de vulnerabilidad social, laboral y cultural de muchos colectivos, provocando un alto riesgo de exclusión y la reproducción de problemas sociales.
Para el cumplimiento de este objetivo se le debe dar prioridad a lo social, con el fin de “crear las condiciones sostenibles para el ejercicio efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales, con el propósito de mejorar la calidad de vida, reducir la pobreza y la inequidad.
Ser solidario y corresponsable con todos y todas, con prioridad para las personas, grupos y comunidades en situación de pobreza y vulnerabilidad, propiciando su inclusión social mediante la igualdad de oportunidades garantizando a todas la personas el derecho a una calidad de vida, a través del cual el alimento se convierte en una estrategia de inclusión social.
La FAO dice: La seguridad alimentaria y nutricional es el primer paso en la soberanía de los pueblos y de las naciones. De manera similar, el derecho humano a la alimentación adecuada es el primer nivel de la dignidad y del derecho a la vida. Tenemos delante de nosotros el deber de superar definitivamente el hambre. Si el combate al hambre y a la pobreza no se convierte en ejes principales del modelo de desarrollo, continuaremos contentándonos con mejorías que siguen dejando personas al margen del progreso económico y la calidad de vida.
No es una solución resolver el problema con rifas y fotogénicos donativos que como tiritas no atajan la herida que sangra a borbotones. La contusión dejaría de sangrar si proyectos: como la Plaza de Toros, fueran urgentemente sustituidos por un Comedor Social Municipal para personas en estado de exclusión social. Es un deber más urgente, ofrecer condiciones de vida digna y oportunidades de crecimiento a todos, y especialmente, a sus ciudadanos más pobres y vulnerables.
Es más digno y humano recordar; Comedor Social Ramiro Pérez que Circo Ramiro Pérez. No podemos dejar que los pobres carguen a cuestas la crisis financiera mundial, pagando con sus propias vidas por los errores de los que buscaron el lucro de forma ambiciosa e irresponsable.
La crisis económica y el aumento del paro están haciendo estragos entre la población más vulnerable. Ya no sólo los mendigos y la gente sin hogar buscan alimentos en los cubos de basura. Cada noche, un grupo de personas esperan a que supermercados y restaurantes saquen los contenedores para llenar su cesta de la compra a base de desperdicios para lograr sobrevivir. Son los denominados «rebuscadores», un fenómeno que en poco más de un año ha pasado de ser una actividad marginal a formar parte de la rutina nocturna de las ciudades.
En Segorbe son pobres, no 'freegans', antes de que pasen los camiones que recogen la basura, este pequeño grupo, mochilas y bolsas en mano, opera a las 21 horas en el barrio."Encontré yogures”, dice Vicente, hurgando en las bolsas de desperdicios que sacan a la calle los supermercados.
¿Cómo nos va a importar que haya gente que se muere de hambre en Etiopía, si no nos importa que haya personas de nuestra calle que busquen comida en la basura?
Necesitamos una transformación social ante este fenómeno que radica en la situación de vulnerabilidad social, laboral y cultural de muchos colectivos, provocando un alto riesgo de exclusión y la reproducción de problemas sociales.
Para el cumplimiento de este objetivo se le debe dar prioridad a lo social, con el fin de “crear las condiciones sostenibles para el ejercicio efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales, con el propósito de mejorar la calidad de vida, reducir la pobreza y la inequidad.
Ser solidario y corresponsable con todos y todas, con prioridad para las personas, grupos y comunidades en situación de pobreza y vulnerabilidad, propiciando su inclusión social mediante la igualdad de oportunidades garantizando a todas la personas el derecho a una calidad de vida, a través del cual el alimento se convierte en una estrategia de inclusión social.
La FAO dice: La seguridad alimentaria y nutricional es el primer paso en la soberanía de los pueblos y de las naciones. De manera similar, el derecho humano a la alimentación adecuada es el primer nivel de la dignidad y del derecho a la vida. Tenemos delante de nosotros el deber de superar definitivamente el hambre. Si el combate al hambre y a la pobreza no se convierte en ejes principales del modelo de desarrollo, continuaremos contentándonos con mejorías que siguen dejando personas al margen del progreso económico y la calidad de vida.
No es una solución resolver el problema con rifas y fotogénicos donativos que como tiritas no atajan la herida que sangra a borbotones. La contusión dejaría de sangrar si proyectos: como la Plaza de Toros, fueran urgentemente sustituidos por un Comedor Social Municipal para personas en estado de exclusión social. Es un deber más urgente, ofrecer condiciones de vida digna y oportunidades de crecimiento a todos, y especialmente, a sus ciudadanos más pobres y vulnerables.
Es más digno y humano recordar; Comedor Social Ramiro Pérez que Circo Ramiro Pérez. No podemos dejar que los pobres carguen a cuestas la crisis financiera mundial, pagando con sus propias vidas por los errores de los que buscaron el lucro de forma ambiciosa e irresponsable.
Fdo: Pedro Jimenez Soria
No hay comentarios:
Publicar un comentario